martes, 24 de noviembre de 2009

Hechos que condujeron a la muerte de galan


Toda la historia de Colombia se ha escrito con violencia. Sin embargo, en pocas ocasiones una frase tan breve había causado tanto impacto como la que trascendió la semana pasada en los medios de comunicación: "Pablo, mátalo. Si el es presidente te extradita". Eso fue lo que, según John Jairo Velásquez Vásquez, Popeye, uno de los sicarios de confianza de Pablo Escobar Gaviria, le exclamó el político liberal Alberto Santofimio Botero al temido capo. El complot estaba en marcha. Había que asesinar a Luis Carlos Galán Sarmiento, para la época el dirigente con mayor opción de ganar las elecciones.

No era la primera vez que Santofimio le hablaba al oído a Escobar. El influyente político, considerado uno de los mejores oradores en la historia del país, acostumbraba conversar en la intimidad con el narcotraficante. Lo visitaba en sus fincas para darle sus opiniones sobre el proceso electoral de uno de los años más turbulentos en la historia política colombiana. La atmósfera en 1989 no podía ser más ardiente. La mafia estaba en una batalla sin cuartel para desestabilizar al país y evitar el fantasma de la extradición. Los bombazos tenían atemorizada a la sociedad, y el Estado estaba cada vez más acorralado.

Habían sido asesinados líderes de la talla de Jaime Pardo Leal y José Antequera. Y meses después caerían Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro. En ese baño de sangre, Galán había salido ileso y se perfilaba como el único hombre capaz de hacerle frente a la macabra alianza entre narcotráfico y política tradicional. Era el baluarte moral del país. Galán tenía una pelea casada contra los corruptos y una guerra declarada contra los carteles de la droga. E iba a ser presidente de Colombia.

Y Santofimio, que veía a Galán como un rival invencible para sus propias aspiraciones presidenciales, lo sabía. Por eso decidió capitalizar el odio natural de Escobar contra Galán para asesinar al líder, según dijo Popeye a la Fiscalía. Parecía que no era la primera vez que el dirigente liberal le pedía al narcotraficante eliminar a un líder político. Ya lo había hecho, según Popeye, cuando Escobar secuestró en 1988 a Andrés Pastrana para presionar a la clase dirigente en contra de la extradición. En ese momento, Popeye dijo que Santofimio le insistió en varias oportunidades al capo que la mejor manera de presionar la no extradición era asesinando a Pastrana. Escobar no estuvo de acuerdo. Pero con Galán las cosas fueron diferentes. Y el capo terminó aceptando, según Popeye, la propuesta de Santofimio.


Después que Luis Carlos Galán denunció públicamente los vínculos de Pablo Escobar con la mafia, el senador Alberto Santofimio Botero admitió en su movimiento político al jefe del cartel de Medellín

A las 2 de la tarde del viernes de la semana pasada, los agentes del CTI llevaron a Alberto Santofimio a los calabozos del búnker de la Fiscalía en Bogotá. Por cuarta vez en su vida, el ex senador tolimense entró a prisión

Las estrechas relaciones entre Pablo Escobar y Alberto Santofimio quedaron en evidencia en los múltiples actos públicos y sociales a los que asistían el capo y el senador. Aunque Santofimio era el más cercano a Escobar, no fue el único político vinculado con el narcotraficante.

Asesinato de Luis Galan


El escándalo mediático consiguió que se revisara nuevamente el expediente, que se retomaran antiguas líneas de investigación y que, como consecuencia de esa nueva lectura de los documentos y testimonios que desde hace muchos años hacen parte del expediente, se haya dispuesto la práctica de diligencias judiciales orientadas al esclarecimiento de ese asesinato.

Con el ánimo de garantizar el éxito de este reciente impulso a la investigación, el Fiscal General ha señalado que existen elementos de juicio para pensar que la muerte del caudillo liberal no corresponde tan sólo a un homicidio, sino que puede ser considerada como parte de una política de exterminio del grupo político al que pertenecía; sobre este supuesto, el fiscal Iguarán sostiene que se estaría frente a una modalidad de genocidio, es decir, ante un delito de lesa humanidad respecto del cual no operaría la figura de la prescripción.

La Procuraduría apoya esta tesis, con el argumento de que el asesinato de Galán fue un crimen de Estado. Sin embargo, para mantener vivo el proceso con este argumento no basta con probar que uno o varios funcionarios públicos participaron en el homicidio, sino que es indispensable acreditar que sus actuaciones no fueron a título personal, sino parte de una política de Estado orientada de manera sistemática al exterminio del Nuevo Liberalismo.

Si esas evidencias existieran, Fiscalía y Procuraduría deberían enfrentar un nuevo escollo por cuanto el delito de genocidio sólo fue incorporado a nuestra legislación penal a partir de julio de 2001, es decir, muchos años después de ocurrido el fatal atentado. Esta circunstancia haría imposible que en Colombia se adelantara una investigación penal por ese delito, pues por mandato constitucional “nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa”.

Adicionalmente a lo anterior, el Estatuto de Roma no eliminó de las legislaciones del mundo entero las normas que regulan la prescripción de estos delitos, sino que se limitó a señalar que son imprescriptibles aquellos que sean de su competencia. Esto significa que cuando su juzgamiento corresponda a autoridades nacionales, ellas están sometidas a las normas generales de su país que, en nuestro caso, admiten la prescripción de todos los crímenes sin distinción alguna.

Testimonio del hijo de Luis Galan


Hace algunas semanas recibimos unas cajas que estaban cuidadosamente guardadas desde nuestra partida después del asesinato de mi padre. Mi mamá nos pidió a mis hermanos y a mí abrirlas para descubrir su contenido. Se trataba del más valioso de los tesoros para nosotros: una parte importante de la biblioteca de mi padre. Descubrimos colecciones de clásicos de la literatura, catálogos de los grandes museos de arte en el mundo y memorias de los grandes líderes políticos del siglo XX.

Para mí, ninguno de esos libros puede compararse en valor con uno que tiene dos características irrepetibles: el tema, mis primeros años de vida y el autor, mi padre. Más allá del contenido, lo importante es que revela la naturaleza y el talante de la paternidad de Luis Carlos Galán. Se tomó varias horas para escribir a mano cada página en un nivel de detalle sorprendente.

En forma disciplinada, hizo un estricto seguimiento mes a mes, año tras año, de mi evolución física y de los rasgos de mi personalidad. El libro termina con un listado minucioso de objetos que destruí durante nuestra permanencia en Roma, cuando mi padre ocupó la Embajada, las reparaciones respectivas y su costo económico. En la conclusión final decía que guardaba la esperanza de que algún día yo le pagaría el equivalente de su valor para “no poner en peligro el patrimonio familiar”.

A mediados de los años 80, vivía mi padre uno de los períodos de mayor zozobra por el ambiente de inseguridad y las amenazas, a tal punto que decidió salir del país. Viajó al Reino Unido con el apoyo de Malcolm Deas, quien lo recibió en Oxford y lo alojó en su estudio. Tenía una alarma instalada por la policía en caso de emergencia. Un día tuvieron que llegar la policía, los bomberos y el cuerpo de rescate de la ciudad, pero no por un atentado. La causa fue una olla de arroz que intentó preparar para la llegada de mi mamá.

En otra de las cajas que destapamos encontré varias postales enviadas durante los seis meses de exilio forzoso. Entre ellas estaba una tarea para su clase de inglés con el título: “My Son Juan Manuel”, “Mi hijo Juan Manuel”. En una cuartilla describía mis gustos y mi personalidad con la agudeza y el sentido del humor que siempre distinguieron las crónicas que redactó cuando ejerció el periodismo.

El recuerdo que guardo de mi padre es el de un ser humano lleno de vida, con escasos 45 años, que decía querer morir después de los 90. Un hombre de mística, con un profundo conocimiento de Colombia, su problemática y sus relaciones exteriores. Un político en el sentido grande de la palabra, con una arraigada ética en el ejercicio de su responsabilidad hacia la causa que defendía hasta el punto de entregar su vida.

Me hará falta siempre su amistad, su consejo, su risa y su obsesión por el deporte. Con el paso de estos 20 años que parecen veinte segundos, he aprendido a vivir con su presencia espiritual. Guardo la esperanza de que mi esposa Carmencita, sienta la calidez de ese suegro cariñoso que no pudo ser. Que mis dos hijos tengan la protección de su alma que siempre he sentido a mi lado y que los jóvenes colombianos puedan reinventar hoy para Colombia la esperanza que perdió hace veinte años.

José Eusebio Caro decía: “El hombre es una lámpara apagada; toda su luz se la dará la muerte”. La luz de mi padre se siente más fuerte con el paso de los años y la evolución de Colombia, mirando las últimas dos décadas de su historia, parece estancada en el tiempo. Una nación que no ha podido superar lo que Galán llamó hace 32 años: “Los desafíos de las mafias”. Un país con profundas iniquidades y flagrantes injusticias que vive de la esperanza en que algún día Luis Carlos Galán será reinventado.

Hoy estoy seguro de que mi padre vive. Vive a través de sus ideas, vive por el cariño que millones de colombianos le profesan y vivirá si las nuevas generaciones asumimos el reto de enarbolar sus banderas de renovación.

Alberto Zalamea es el autor del texto más hermoso que se ha escrito en estos 20 años sobre él: “Contaba Galán que había contemplado en un atardecer de Benares, al borde del Ganges impasible, el incesante lanzamiento de barquitos de paja con una vela encendida, cada uno el símbolo de una vida y un destino, presagios ominosos de un futuro incierto. Él no tuvo que arrepentirse de haber interrogado al enigmático río. Conocía perfectamente el arte de construir su propia vida”.

En esencia, el destinatario del mensaje de mi padre es la juventud como reserva vital de la sociedad y esperanza moral para el ejercicio de la política. Galán logró tocar las emociones de la gente para cambiar su manera de pensar e interpretar sus esperanzas. Los jóvenes colombianos que no conocieron a mi padre pueden encontrar en su legado, pero ante todo en su ejemplo, una fuente de inspiración para dignificar la política como instrumento de transformación.

Mi esperanza es que millones de jóvenes colombianos asuman como propia la herencia de Luis Carlos Galán para que en nuestro país todos sus habitantes sean verdaderos ciudadanos sujetos de derechos y con igualdad de oportunidades.

Hago un llamado a esa juventud que Galán supo interpretar para que luche por un país democrático y justo. Podemos rendirles un homenaje a mi padre y a cuantos han caído por defender sus ideales y principios, reivindicando el derecho que tienen las víctimas al reconocimiento, la dignidad, la memoria, pero ante todo la verdad, que constituye la única reparación real. Sólo así la esperanza de Mahler en su Segunda Sinfonía, la de la Resurrección, será también para Galán: “No naciste en vano, no has vivido ni sufrido en vano. Lo que ha sido debe perecer, lo que ha perecido resucitará”.

Caso de galan ante los tribunales


Contemplan esa posibilidad ante la decisión del Juez Primero Especializado de Cundinamarca de declarar inocente al teniente (r) del Ejército Carlos Flórez Franco, en uno de los procesos por el crimen.

Carlos Fernando Galán, hijo del inmolado candidato presidencial, aseguró que la familia respeta la decisión, pero que no la entiende.

"Según la Fiscalía, el teniente Flórez ocultó a los asesinos en un apartamento en Bogotá, participó en el operativo en Soacha, les pagó el dinero a los sicarios y les facilitó la organización del atentado", cuestionó Galán.

No descarta llevar el caso a tribunales internacionales porque, aseguró, "se trata de un asesinato en el que, según la Fiscalía, participaron agentes del Estado activos, como un teniente del Ejército, y en esa medida las cortes internacionales de derechos humanos serían instancias pertinentes en el caso".

EL TIEMPO conoció que en el fallo, el juez manifiesta sus dudas sobre las declaraciones del testigo principal contra Flórez. Sostiene que presenta incoherencias y dice que, al parecer, solo buscaba obtener beneficios de la justicia.

En el expediente también obra la carta de José Everth Rueda, quien asegura que Flórez trabajó para Gonzalo Rodríguez Gacha, 'El Mexicano', y coordinó a los sicarios que perpetraron el atentado en la plaza de Soacha, el 18 de agosto de 1989.

Fernando Arboleda Ripoll, apoderado de la familia Galán Pachón, sostiene que hoy, cuando conozcan la providencia, se constituirán en parte civil de este proceso, que es diferente al que lleva el mismo juez primero especializado de Cundinamarca, Jesús Antonio Lozano, contra Alberto Santofimio, quien está acusado como determinador del asesinato.

Al respecto, Galán aseguró que su familia agotará las alternativas de la legislación colombiana y que por eso apelará la decisión del juez sobre el teniente Flórez.

Según la Fiscalía, hasta el 2001, 31 personas fueron vinculadas al proceso por la muerte de Luis Carlos Galán. Entre ellas está Jhon Jairo Velásquez Vásquez, 'Popeye', condenado por la justicia.

GALAN VIVE.(Museo Nacional de Cultura)









Galán Vive
El Ministerio de Cultura, a través del Museo Nacional de Colombia, la Pontificia Universidad Javeriana y la Fundación Luis Carlos Galán Sarmiento, realizan la exposición Galán vive, con el fin de conmemorar 20 años del asesinato del líder liberal Luis Carlos Galán Sarmiento [Bucaramanga, 29.9.1943 – Soacha, 18.8.1989], como un hecho trágico que marcó la historia de
l país.La muestra propone recordar a través de una minuciosa cronología de su vida pública, fotografías, material gráfico, y objetos testimoniales -suministrados por sus familiares al Museo-, al político que lideró el Nuevo Liberalismo y promovió, desde allí, sus tesis contra la corrupción y el narcotráfico.Galán significó un paso adelante en el mundo de la política y la administración pública. Su magnicidio, el 18 de agosto de 1989, representó uno de los más duros golpes para la democracia colombiana, equiparable al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. El Museo Nacional, desarrolla esta exposición en el marco de la línea de investigación Diálogos y conflictos, que busca presentar testimonios y objetos de la historia política colombiana a través de los cuales se generen reflexiones y cuestionamientos sobre el gran reto que significa la búsqueda de la convivencia pacífica en el país.

"El pensamiento político de Galán se constituye en un gran legado para Colombia y sus nuevas generaciones, proponiendo (aún después de dos décadas) idénticos retos, cuyo logro implica la educación política del pueblo que él siempre promulgaba y que conllevan a unificar la nación alrededor de la democracia, a conseguir una paz auténtica y duradera y a asegurar el papel que tiene nuestro país en el desarrollo y la evolución de toda América"

Carrera Politica


A través del periodismo se dio a conocer entre la clase dirigente del país, siendo "adoptado" por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo como su heredero político e intelectual; éste, siendo aún presidente, nombró a Galán en su primer cargo público, como miembro de la delegación colombiana a la Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo, en Nueva Delhi en 1969. Al año siguiente el nuevo presidente, Misael Pastrana, lo designó como ministro de Educación, cargo en el que permaneció hasta 1972, cuando pasa a la embajada de Colombia en Italia, durante cuatro años más.

En 1976 regresa al país para apoyar la candidatura reeleccionista del ex presidente Lleras, y se hace elegir concejal del municipio de Oiba, en Santander, en donde empezo sus carrera politica y se dio a conocer en este pueblo nacio el fundador de el partido liberal de Colombia Vicente Azuero Plata. En las elecciones de 1978 obtiene un escaño para el Senado en representación de su departamento. Por ese entonces Carlos Lleras anuncia su retiro de la política y sus seguidores ven en Galán al líder que puede llevar al éxito las intenciones de renovación que tenía Lleras para el Partido y su programa político para el país; es así como en 1979 funda el movimiento Nuevo Liberalismo como una disidencia interna del partido liberal. En 1980 y bajo el lema de "Bogotá pertenece a todos sus habitantes" obtiene una abrumadora votación para el Concejo de la ciudad capital, convirtiéndose en un líder de talla nacional. En 1982 Galán participó en la contienda electoral para Presidente de la República, luego de que la convención liberal llevada a cabo hacía un año hubiera cerrado las puertas al debate entre Galán y el candidato elegido, el ex presidente Alfonso López Michelsen. En las elecciones, Galán solo alcanza el tercer lugar, detrás del ganador Belisario Betancur y del ex presidente López. Los resultados sin embargo beneficiaron al Nuevo Liberalismo, que concurrió como partido independiente. Para las elecciones de 1986 Galán decide retirar su candidatura y favorecer la unión liberal en torno a Virgilio Barco, quien resulta ganador con una aplastante mayoría. En 1987, con la mediación del ex presidente Julio César Turbay, Galán regresó al partido liberal colombiano (PLC) para participar en una consulta popular que definiera el candidato del partido para las elecciones de 1990. Galán fue influenciado por la forma de ser de Jorge Eliécer Gaitán a quien siempre admiró por su transparencia y su forma directa de decir las cosas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

BIOGRAFIA DE SU VIDA.

Politico santandereano, fundador del Nuevo Liberalismo (Bucaramanga, septiembre 29 de 1943 - Soacha, Cundinamarca, agosto 18 de 1989). Hijo de Cecilia Sarmiento Suarez y de Mario Galan Gomez, destacado dirigente liberal del Departamento de Santander, Luis Carlos Galan Sarmiento pasó su niñez felizmente, en el marco de sólidos lazos familiares y en el seno de un hogar a la par afectuoso y austero, conformado por doce hijos (Maria Lucia, Gabriel, Cecilia, Helena, Elsa, Gloria, Antonio, Juan Daniel, Mario Augusto, Francisco Alberto y María Victoria). «A mi mamá le debo la vida, a mi papá le debo el espiritu", dijo Galan en Oxford. En medio de los rigores propios de una familia tan numerosa, se fue templando y enriqueciendo el espíritu de los Galan Sarmiento. Tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitan, el 9 de abril de 1948, Mario Galan, como muchos otros jefes liberales, padeció las persecuciones políticas junto con su familia, que se trasladó a Bogota en 1949, cuando fue designado contralor General Auxiliar de la Republica. En 1950 Galan inició Sus estudios en el Colegio Americano, y en 1952 ingresó al Colegio Antonio Nariño. Su padre recuerda que para esa época «ya Luis Carlos se había leído todos los discursos que Gabriel Turbay pronunció en la campaña presidencial y tenía especialmente subrayado uno sobre el papel político que debía cumplir la juventud colombiana, en particular la frase que decía que cuando la juventud se pone de pie en defensa de los ideales de libertad, justicia y fraternidad, siempre la patria ha podido esperar algo grande».Destacado estudiante, en 1957 participó activamente en las marchas estudiantiles de protesta contra el regimen dictatorial del general Gustavo Rojas Pinilla, lo que le acarreó una detención policial que lo condujo a una noche de prisión, pesar de ser todavía un niño. En 1960 se graduó con honores como bachiller e ingresó a la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, a estudiar Derecho y Economia. En 1963 fundó la revista universitaria Vertice. En la formación intelectual de Galan tuvieron notable influencia las ideas de Pierre Teilhard de Chardin y los libros de Nikos Kazantzakis. «La sensibilidad social del autor, el hombre integral que buscaba y la lucha interna que Kazantzakis padeció y soportó a través de su vida entre el angel y la bestia, entre la naturaleza interior y superior del hombre, entre el mundo pasional y el espíritu, lo fascinaban dice su padre- la búsqueda de esa trascendencia espiritual y el esfuerzo para realizarlo constituía para Luis Carlos el objetivo de la vida, no solamente en lo individual sino también en lo colectivo». En 1965 culminó sus estudios universitarios y se vinculó al diario El Tiempo, donde desarrolló una vertiginosa carrera como periodista, editorialista, asistente del director, columnista y miembro de la junta directiva, para lo cual contó siempre con el apoyo del ex presidente Eduardo Santos y de Roberto Garcia - Peña, director del periodico. En 1969 fue designado por el presidente Carlos Lleras Restrepo como secretario de la delegación de Colombia a la Segunda Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en Nueva Delhi. En 1970 fue designado ministro de Educación en el primer gabinete del presidente Misael Pastrana Borrero, cartera en la que cumplió una tarea progresista y de hondo contenido social. En 1971 contrajo matrimonio con la periodista Gloria Pachon Castro, a quien se ha reconocido por su temple, su inteligencia y su coraje. Con ella y con sus hijos Juan Manuel, Claudio Mario y Carlos Fernando, formó un hogar ejemplar.
En 1972 Galan Sarmiento fue nombrado embajador en Italia, y en 1974, aún siendo embajador, fue designado representante de Colombia ante la Organizacion de las Naciones Unidas para la Alimentacion y la Agricultura (FAO). En 1976 regresó a Colombia como codirector del semanario Nueva Frontera, fundado por el ex presidente
Carlos Lleras Restrepo. En las denominadas "elecciones de mitaca" de 1976, obtuvo su primera curul en una corporacion de elección popular, al llegar al Concejo Municipal de Oiba, Santander. Durante los dos años siguientes acompañó al ex presidente Lleras Restrepo en su campaña por la reelección, en la que cumplió un importante papel. A pesar de que Lleras fue derrotado, Galan obtuvo una curul como senador de la Republica por el Departamento de Santander. El 30 de noviembre de 1979 fundó el movimiento Nuevo Liberalismo, como alternativa política dentro del partido liberal. En 1980 fue elegido concejal de Bogota, y en 1981, en medio de una división del liberalismo, fue proclamado candidato presidencial para enfrentar al sector oficial del partido, representado entonces por el ex presidente Alfonso Lopez Michelsen y por el gobierno del presidente Julio Cesar Turbay Ayala. En esa contienda las elecciones favorecieron a Belisario Betancur, candidato conservador. Sin embargo, Galan obtuvo cerca del 10% de la votación total, y fue reelegido senador y diputado en 21 de las 23 Asambleas del país. El Nuevo Liberalismo siguió participando en todos los procesos electorales que se efectuaron hasta el momento de su disolución, en 1989, período durante el cual conservó su representación en el Congreso, en los concejos y en las asambleas de casi todo el país. Galan se marginó de la contienda presidencial de 1986 para no ahondar en la división liberal y para permitir el regreso del partido a la Presidencia, como en efecto sucedió, tras la elección de Virgilio Barco. En medio de una sangrienta oleada de crímenes orquestados por los carteles de la droga, y de un claro anacronismo de los sectores oficiales del partido liberal, Galan se fue acercando al presidente Barco y apoyándolo en momentos determinantes para su gestión y para la estabilidad de su gobierno. En desarrollo de ese proceso se produjo el ingreso del Nuevo Liberalismo al gabinete nacional, en la cartera de Agricultura, en cabeza de Gabriel Rosas Vega. A la par se fue fortaleciendo la reunificación del partido liberal, que quedó sellada cuando Galán conquistó la consulta popular como mecanismo de selección del candidato único del partido a la Presidencia.

ALGO DE SU VIDA



El primer acto político de Galán del que se tenga noticia fue en los desfiles estudiantiles de protesta contra el régimen de Rojas Pinilla. Tenía 13 años. Por cuenta de ello, fue detenido una noche en la plaza de toros.
Pero en el episodio recibio una pedrada en la nariz, que le dejó el resto de su vida una cicatriz que habría de representar para él una especie de bautizo en la política rebelde, que fue su sello ante sus electores hasta el día de su muerte.
Ajeno a los ideologismos, Galán estaba realmente convencido de que la solución de los problemas del país era él, encarnando el símbolo de la renovación y de la limpieza, y en ello basó su proyecto político. Algunos acusaban por ello al movimiento de Galán de ser excesivamente caudillista y excluyente. Quizás por ello fue por lo que su movimiento no resistió la embestida brutal de su muerte, y su pronta disolución demostró que el Nuevo Liberalismo era básicamente Luis Carlos Galán, punto de partida y punto final de uno de los proyectos políticos más interesantes del siglo.
Desde niño, Galán se había revelado como una personalidad extremadamente perfeccionista: era alérgico a la mediocridad. De ese perfeccionismo son testimonios varias cartas y ciertas anécdotas no muy conocidas. Por ejemplo, en algunas de esas cartas dirigidas a sus hermanos habló así de sus aspiraciones estudiantiles: "Ante todo, ganar el año, con todo éxito. Convertirme en presidente de la academia Rafael Nuñez de la facultad. Ganar la maratón de Girardot. Leer todo lo que pueda. Obtener el cariño y la comprensión de una niña bien hermosa, sea quien sea, a la que yo quiera comprender y amar".
En otra carta escribió: "Me preocupa empezar a crear un prestigio y defenderlo".
Otra prueba de su perfeccionismo y disciplina estricta la constituye la oportunidad en la que, habiendo ingresado al movimiento scout, se propuso llegar a pie desde Bogotá a Bucaramanga. Pasó La Caro, Zipaquirá, Ubaté, Chiquinquirá, Oiba... y abordó un camión de panela, aunque otras versiones dicen que su padre fue a buscarlo y lo encontró rendido en la carretera. O la ocasión en la que decidió matricularse en clases de equitación, porque según él le hacía bien para la espalda, cuando la verdadera razón era que Galán quería que lo vieran entrar bien montado sobre el caballo a los pueblos a los que lo llevaran sus correrías políticas.